Sobre este proyecto

Ricky Rubio ha dado por terminadas sus vacaciones con un cálido y entrañable baño de multitudes en su propio pueblo, El Masnou, donde ha quedado inaugurado el nuevo parquet de su pabellón Municipal, una obra imprescindible para el futuro del que fue su primer club y que él mismo se ha ocupado de financiar a través de su Fundación.

Aquí en El Masnou fue donde se inició en el baloncesto antes de fichar por el Joventut, jugar en el Barça y dar el salto a la NBA, primero en Minnesota y ahora en Utah siguiendo una carrera de éxitos, títulos y de popularidad no sólo como una estrella del baloncesto, sino también como un deportista solidario, comprometido y siempre dispuesto a devolverle a la sociedad tanta admiración y respeto.

Precisamente este mismo lunes Ricky se marcha a los EEUU para preparar la que puede ser la mejor temporada de su vida si se cumplen las expectativas, la ilusión de Ricky y el buen rendimiento de los Jazz.

Su despedida fue extraordinaria en un pabellón a reventar en el que Ricky y su hermano Marc jugaron un partido de Basket 3 con los más jóvenes del club arrancando de las gradas ovaciones ensordecedoras y dejando imágenes para la historia de esta modesta pero privilegiada cuna del baloncesto catalán.

Pep Plaza, animador y presentador del evento, convirtió aún en más inolvidable una tarde mágica sobre un parquet a estrenar que simboliza ese afecto y agradecimiento de Ricky hacia unas personas y un club “que confiaron en mí y me guiaron en mis primeros pasos sin saber que un día podía llegar lejos en el baloncesto. Esto es lo que todos queremos que siga siendo este club, la mejor escuela para disfrutar del deporte”. Cara al futuro, dejó dicho que “mi ilusión es jugar mi último año en El Masnou”.

Tras la presentación de los equipos de El Masnou Bàsquetbol, su presidente Josep Hinojosa y el el alcalde de El Masnou Jaume Oliveras agradecieron el regalo de Ricky, especialmente ese sentimiento de identidad y de pertenencia al pueblo y al deporte local. También estuvo presente el gerente de la Federació Catalana de Bàsquet, Toti Mombrú.

Finalmente, Ricky Rubio dejó como recuerdo y sello de una jornada insuperable el molde permanente de sus manos en una base de arcilla.